Montar una exposición ya es complicado, pero si además me meto en un embolado del quince con toda la parafernalia de los químicos, cubetas y equipamiento de laboratorio, la complicación se eleva al cubo. Por suerte estoy teniendo la colaboración de muchos compañeros del Foto Club Valencia, más veteranos en esto de la fotografía y curtidos en mil batallas con las sales de plata, que me aconsejan y orientan.
Alfonso Jiménez, que me ha ayudado en las anteriores exposiciones que he tenido, me ha cedido una ampliadora Meopta Opemus 6a para poder trabajar en casa. Lo ideal sería trabajar en el magnífico laboratorio que tenemos en la sede del Foto Club Valencia, pero por motivos de agenda sólo me es posible acercarme los sábados por la mañana, con lo que el tiempo me acabaría devorando y podría tener las fotografías acabadas allá por el año 2016 con un poco de suerte. Gracias también a Patricia Alvarez por permitirme tener en casa semejante armatoste, amén de los cacharros para revelar los negativos que ocupan parte de nuestro cuarto de baño. Espero que cuando estén colgadas las fotografías haya valido la pena.
A Luis Amorós, por haberme regalado una impecablemente cuidada cámara compacta Yashica Zoomate 105 que tardó apenas unos minutos en acoger en su interior un carrete en blanco y negro, y que ya estoy deseando estrenar en mi próximo viaje. Claro que ahora tengo la papeleta de exponer alguna fotografía realizada con esta cámara y estar a la altura de las circunstancias. Y gracias también a Pilar Rudilla porque desde el primer momento ha puesto a mi disposición sus accesorios de laboratorio y esta semana va a cederme sus cubetas de revelado para que pueda hacer un poco de magia bajo la atenta mirada de la luz roja.
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