Tras haber revelado ya varios carretes en la más profunda oscuridad (para meter el carrete en el tanque de revelado) por fin ya he usado el elemento que da nombre a esta exposición: la LUZ ROJA.
Con una estancia de nuestro hogar convertida en laboratorio (una forma de decir que he convertido una habitación en un auténtico trastero), ya he podido trabajar con la ampliadora que me dejó Alfonso, las cubetas que me dejó Pilar Rudilla y la bombilla roja.
Es cierto que cuando uno está entretenido el tiempo pasa más rápido, y gracias a que tengo el equipo en casa he podido adelantar bastante este fin de semana. También es cierto que el tiempo pasa rápido cuando se acerca una fecha señalada, así que mejor dejo de escribir y voy a seguir revelando unas cuantas fotografías más, que tengo las cubetas llenas de líquido y el 3 de mayo está a sólo un par de hojas de calendario.